lunes, 3 de mayo de 2010

EL RITMO DE LA SICIEDAD DE LA INFORMACIÓN

A partir del libro “ Documentos del 1º Congreso de Educación e Internet” llamado educnet´99 he extraído un fragmento del artículo de José Antonio Marina pues me parece muy interesante para el marco de nuestra asignatura:


Hay un proverbio chino que dice: “Cuando el sabio señala la Luna el imbécil mira el dedo”. En un momento de falta de certezas y pluralidad de opiniones conviene asegurarnos de que estamos mirando la Luna. Cada cambio en las técnicas de transmisión de información ha cambiado el modo de enseñar. Es casi imposible imaginar la gran evolución producida por la aparición del lenguaje. Nos resulta más fácil pensar lo que la escritura supuso en el mundo educativo. Hasta entonces, las escuelas se basaban en la memoria oral. Cuando apareció la escritura no todo fueron parabienes. Sócrates, según nos cuenta Platón, desconfiaba de los efectos del libro, porque, decía, creyendo que el conocimiento estaba contenido en el libro, nadie esforzaría por aprenderlo de memoria. Los primeros cristianos tuvieron prohibido durante generaciones escribir el Credo para que fuera necesario aprenderlo de memoria.

Séneca cuenta un curioso caso, muy aprovechable para las circunstancias actuales: Un patricio romano, ávido de cultura, hizo que cada uno de sus esclavos aprendiera de memoria un libro. Así consiguió tener la biblioteca viviente a la que podía consultar con facilidad. Fue, sin duda, muy astuto, pero se equivocó al pensar que con esa artimaña se había vuelto muy sabio. El acceso a redes de conocimiento nos está produciendo un espejismo parecido.

Fue Peter Drucker el que acuñó este término de sociedad de la información o sociedad del conocimiento. Quería decir, en efecto, que la cultura actual y, sobre todo, la estructura económica, va a depender cada vez más de los conocimientos técnicos. Nadie duda de que el poder económico ya no depende de la capacidad agrícola, ni de las riquezas naturales, ni de la población, elementos clásicos del poder económico, sino de la información de que se dispone y de la habilidad para manejarla.

Ninguna empresa y ninguna nación va a poder sobrevivir sin tener una infraestructura informática poderosa y eficaz.
Bill Gates en su último libro “Los negocios de la era digital”, habla de la necesidad de un sistema nervioso digital dentro de las empresas.

Bibliografía: Marina, J.E.; Joyanes, L.; Toharia, L.; Bartolomé, A.R.; Martín, E. “Educación e Internet”. Ed. Santillana (Madrid) 1999.

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